lunes, 21 de abril de 2014

Capitán América y su descarada publicidad de Apple

Llego tarde.


Hace bastantes días me aventuré a ir al cine a ver la secuela de Capitán América (pese a estar meses defendiendo que no iba a ir) y algo que ocurrió me mató un poquito por dentro.

La película (para mi sorpresa) estaba siendo muy entretenida y llevadera, alejándose en cierta medida de las últimas producciones de Marvel, a mi parecer, demasiado sobrecargadas con ese toque hollywoodiense y ese humor sarcástico y a veces, hasta aburrido. Caso aparte, y dentro de mi asombro, Capitán América superaba a su film anterior y consiguió que estuviese sumergida en la película, hasta que llegó.

Oh sí.

El capi y la viuda negra están siendo perseguidos y entran en un centro comercial, donde entran a una Applestore para consultar un pen drive que les proporciona Nick Furia, con información clasificada y de una importancia vital. Hasta aquí bien, es obvio que muchas marcas pagan importantes cantidades de dinero a las productoras cinematográficas para aparecer en sus películas, no es ninguna novedad. Aún así, mi escándalo e indignación (quizá algo dramática puesto a que no me considero una gran fan de Apple) aparecen cuando veo que uno de los asistentes de la marca se dirige hacia ellos y intercambian unos comentarios absurdos e innecesarios, dedicando aún más publicidad a la marca, tanto por la asistencia propia de Apple que reciben los protagonistas, como por los perfectos y medidos planos de cámara que inundan la pantalla con productos Apple.



Casi 2 minutos de film dedicados al patrocinio exagerado de Apple, que rompieron completamente mi estado de éxtasis con respecto a la película y que me hicieron darle demasiadas vueltas a la marca y a la secuencia.




Puede gustarme o no la marca Apple, pero este no es un argumento que vaya a utilizar para justificar tal acción, lo mismo habría podido suceder con otra marca. Aún así, la crítica reside en el hecho de que las marcas dominan cada vez más las producciones cinematográficas, hasta el punto de interferir en el transcurso natural de la película.

Ahora veo a los superhéroes de nuestra infancia con sus ordenadores Apple, mientras beben cafés de Starbucks y comen en un McDonald's.

Espero que esto no interfiera en su misión de salvar el mundo.

HAIL APPLE,


A.